Origen de la Imprenta
La imprenta se origina en China en el año 593, surge de la necesidad de los monjes budistas de impregnar las tallas de color para imprimir con ellas sobre seda o papel de trapos. Gracias a esta invención se logra reproducir por primera vez y de manera múltiple, dibujos y textos con la ayuda de caracteres de imprenta tallados en tablas de madera (xilografía). Los caracteres móviles de imprenta y la composición tipográfica son desarrollados por el alquimista chino Pi Cheng.
Dichas técnicas llegan a Occidente tiempo después. La dificultad de imprimir con páginas enteras talladas en madera era evidente y Gutenberg idea un modo más racional de impresión, basado en tipos móviles. En el año 1446 se hallan los primeros restos de la técnica del huecograbado y pertenecen a un maestro alemán que grababa sobre planchas de cobre con ayuda de un buril, luego la impresión se realizaba sobre papel húmedo y con la ayuda de una prensa. La técnica es mejorada en 1878 por el austriaco Karl Klietsch, por medio de la aplicación de cilindros (heliograbado). Esto permite la reproducción masiva, rápida y barata de formas de impresión en relieve basadas en planchas de plomo.
El siguiente avance se da en el año 1796, cuando el austríaco Alois Senefelder inventa la técnica de impresión denominada litografía, el primer proceso de impresión en plano.
En 1822, después de que el francés Simon Ballanche concibiera la idea de construir una máquina automática para componer textos, el estadounidense William Church logra construir la primera máquina componedora. Se consigue así mecanizar y facilitar al máximo la tarea de componer manualmente los tipos de plomo de la tipografía, uno a uno, formando textos completos, como se hacía desde Gutenberg. Surge la primera imprenta de Offset automática. Esta máquina fue perfeccionada por dos ingenieros ingleses; Augustus Applegath y Edward Cooper.
Algunos años después, en 1851, T. Nelson logra por fin desarrollar una rotativa para la impresión sobre bobinas continuas de papel y, en 1863, William A. Bullock obtiene la patente de la primera prensa rotativa para la impresión de libros sobre papel continuo, constituyéndose está como modelo para las rotativas posteriores. La técnica, denominada hectografía, se convertía en el procedimiento estándar empleado para imprimir normalmente pequeñas tiradas.
En 1884 se produce un hecho importante en la historia de la impresión, el alemán Ottmar Mergenthaler inventa la linotipia basada en la composición totalmente automatizada de los textos. Así, una vez finalizada la composición de una línea, se fundía el molde de impresión en negativo, con plomo líquido y se obtenía un sello de plomo para la impresión.
La técnica de la litografía y la impresión en general llegan a su punto máximo con el desarrollo de la impresión en Offset en el año 1904. Dicha técnica ha revolucionado la industria y es de gran utilización en la actualidad